ESTRATEGIAS PARTICIPATIVAS DE DIAGNÓSTICO E INTERVENCIÓN
Las estrategias participativas son fundamentales en el
análisis de redes sociales, ya que permiten involucrar activamente a la
comunidad en el proceso de diagnóstico e intervención, estas estrategias no
solo proporcionan información valiosa, sino que también empoderan a los
miembros de la comunidad (Maya-Jariego, 2016). Al involucrar a los actores
locales en todas las etapas del proceso, desde la recolección de datos hasta la
implementación de soluciones, se asegura que las intervenciones estén alineadas
con las necesidades y realidades de la comunidad.
Mapeo participativo de redes
Una de las técnicas más utilizadas es el mapeo participativo de redes, donde los miembros de la comunidad colaboran en la identificación y visualización de las conexiones sociales existentes. Esta técnica no solo revela la estructura de la red, sino que también fomenta la reflexión colectiva sobre las dinámicas comunitarias (Villasante & Martín, 2007).
El proceso de mapeo participativo puede incluir:
1.
Talleres
comunitarios donde los participantes dibujan sus propias redes sociales.
2.
Sesiones de grupo
focal para discutir y validar los mapas de red creados.
3.
Uso de software de
visualización de redes para crear representaciones digitales interactivas.
Por ejemplo, en un estudio realizado por González et
al. (2020) en una comunidad rural de México, el mapeo participativo reveló
conexiones inesperadas entre grupos que previamente se consideraban aislados.
Esto llevó a la implementación de programas de intercambio cultural que
fortalecieron la cohesión social en la comunidad.
Análisis FODA participativo
Otra estrategia efectiva es el análisis FODA
participativo, que permite identificar las fortalezas, oportunidades,
debilidades y amenazas de la red social comunitaria. Este enfoque facilita la
creación de planes de acción basados en las percepciones y conocimientos de los
propios miembros de la comunidad (Martínez-López, 2019).
El análisis FODA participativo en el contexto de redes
sociales puede incluir:
1.
Identificación de
actores clave y sus roles en la red.
2.
Evaluación de la
densidad y calidad de las conexiones existentes.
3.
Exploración de
potenciales colaboraciones y sinergias.
4.
Reconocimiento de
barreras para la comunicación y cooperación.
Un caso interesante es el presentado por
Sánchez-García (2021), donde un análisis FODA participativo en una comunidad
urbana marginal de España llevó a la creación de un programa de mentores
comunitarios. Este programa aprovechó las fortalezas identificadas (líderes
naturales) para abordar las debilidades (falta de conexión intergeneracional) y
las amenazas (aumento del aislamiento social).
Investigación-Acción Participativa (IAP)
La Investigación-Acción Participativa (IAP) es otra estrategia valiosa que combina la investigación con la acción y la participación comunitaria. En el contexto del análisis de redes sociales, la IAP puede ser particularmente efectiva para:
1.
Identificar
problemas comunitarios desde la perspectiva de los propios actores.
2.
Desarrollar
intervenciones culturalmente apropiadas y localmente relevantes.
3.
Evaluar
continuamente el impacto de las intervenciones y ajustarlas según sea
necesario.
Fals Borda (2018) describe cómo la IAP se utilizó en
Colombia para fortalecer las redes de apoyo en comunidades afectadas por el
conflicto armado. El proceso no solo generó datos valiosos sobre la estructura
de las redes sociales, sino que también catalizó la formación de nuevas
asociaciones comunitarias y proyectos de desarrollo local.
Técnicas de visualización participativa
Las técnicas de visualización participativa, como los
sociogramas comunitarios o los diagramas de Venn, pueden ser herramientas
poderosas para hacer tangibles las estructuras de red abstractas. Estas
técnicas permiten a los miembros de la comunidad:
1.
Visualizar las
relaciones de poder y los flujos de recursos dentro de la red.
2.
Identificar
subgrupos y clusters dentro de la comunidad.
3.
Reconocer
potenciales puentes o intermediarios entre diferentes grupos.
Rodríguez-Villasante (2017) describe cómo el uso de
sociogramas participativos en un barrio de Madrid ayudó a los residentes a
identificar y abordar las divisiones étnicas dentro de su comunidad, llevando a
la creación de espacios de diálogo intercultural.
"La participación activa de la comunidad en el
diagnóstico y la intervención no solo mejora la precisión de los resultados,
sino que también aumenta el compromiso y la sostenibilidad de las acciones
implementadas" (Ramos-Vidal, 2019, p. 45).
Esta observación de Ramos-Vidal subraya la importancia
dual de las estrategias participativas: por un lado, enriquecen la calidad y la
relevancia de los datos recolectados; por otro, fomentan un sentido de
propiedad y responsabilidad entre los miembros de la comunidad hacia las
intervenciones propuestas.
Desafíos y consideraciones éticas
A pesar de sus numerosas ventajas, las estrategias
participativas en el análisis de redes sociales también presentan desafíos:
1.
Manejo de
expectativas: Es crucial comunicar claramente los alcances y limitaciones del
proceso participativo.
2.
Inclusividad:
Asegurar la representación de grupos marginados o menos visibles en la
comunidad.
3.
Confidencialidad:
Proteger la privacidad de los participantes, especialmente cuando se mapean
relaciones sensibles.
4.
Sostenibilidad:
Desarrollar capacidades locales para dar continuidad a los procesos iniciados.
Gutiérrez-Peña et al. (2022) proponen un marco ético
para la investigación participativa en redes sociales, enfatizando la
importancia del consentimiento informado, la devolución de resultados a la
comunidad y la co-creación de conocimiento.
En conclusión, las estrategias participativas de
diagnóstico e intervención en el análisis de redes sociales ofrecen un camino
prometedor para comprender y fortalecer el tejido social de las comunidades, al
combinar el rigor metodológico del análisis de redes con el conocimiento local
y el compromiso comunitario, estas estrategias pueden catalizar
transformaciones sociales significativas y sostenibles. Sin embargo, su
implementación requiere una cuidadosa consideración de los aspectos éticos y
prácticos, así como un compromiso genuino con el empoderamiento comunitario.
Referencias
Fals Borda, O. (2018). Una sociología sentipensante para América Latina. Siglo XXI Editores.
González, A., Martínez, C., & López, S. (2020). Mapeo participativo de redes sociales en comunidades rurales: Un estudio de caso en México. Revista Latinoamericana de Psicología Comunitaria, 12(3), 45-62.
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Gutiérrez-Peña, R., Sánchez-Vidal, A., & Maya-Jariego, I. (2022). Ética en la investigación participativa de redes sociales: Un marco para la práctica. Psychosocial Intervention, 31(1), 21-32.
Lozares, C., López-Roldán, P., Verd, J. M., Martí, J., & Molina, J. L. (2013). La cohesión-integración versus la fragmentación social desde una perspectiva relacional. Metodología de Encuestas, 13(1), 25-44.
Martínez-García, M. F., & Gómez-Jacinto, L. (2017). Grupos de apoyo para padres de niños con autismo: Un estudio de redes sociales. Apuntes de Psicología, 35(2), 105-116.
Martínez-López, J. A. (2019). Análisis de Redes Sociales y Trabajo Social Comunitario: Una metodología para la intervención. Portularia, 19(1), 131-143.
Maya-Jariego, I. (2016). 7 usos del análisis de redes en la intervención comunitaria. Redes: Revista Hispana para el Análisis de Redes Sociales, 27(2), 1-10.
Ramos-Vidal, I. (2019). Intervención comunitaria con adolescentes y familias en riesgo. Ediciones Pirámide.
Rodríguez-Villasante, T. (2017). Redes sociales para la investigación participativa. Papers: Revista de Sociología, 102(3), 443-465.
Sánchez-García, M. (2021). Análisis FODA participativo en el contexto de redes sociales: Una herramienta para el desarrollo comunitario. Cuadernos de Trabajo Social, 34(1), 165-178.
Villalba, C. (2017). Redes sociales: Un concepto con importantes implicaciones en la intervención comunitaria. Intervención Psicosocial, 2(4), 69-85.
Villasante, T. R., & Martín, P. (2007). Redes y conjuntos de acción: Para aplicaciones estratégicas en los tiempos de la complejidad social. Política y Sociedad, 44(1), 125-140.


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